Everest: Encuentran restos de Andrew Irvine, escalador desaparecido en 1924
El misterio de la desaparición de Andrew Irvine y George Mallory en el Everest en 1924 ha fascinado a los escaladores y aficionados de la historia por casi un siglo. Ahora, después de décadas de búsqueda, se han encontrado restos que podrían pertenecer al escalador británico Andrew Irvine.
En 1924, Irvine y Mallory intentaron la cima del Everest por la ruta del Noroeste, pero desaparecieron durante su ascenso. Se especuló sobre su destino durante años, con teorías que iban desde una caída fatal hasta un posible éxito en alcanzar la cima.
En 2019, el alpinista británico Conrad Anker encontró un cuerpo cerca de la llamada "Primera Plataforma" en el Everest. Se determinó que los restos pertenecían a George Mallory, pero el misterio de Irvine seguía sin resolverse.
Ahora, un equipo de investigadores, liderado por el alpinista y escritor Michael Ward, ha encontrado un objeto que podría ser la cámara de Irvine. La cámara, que se cree que fue utilizada por Irvine para tomar fotos durante su ascenso, estaba ubicada cerca de la "Segunda Plataforma", a más de 8000 metros de altura.
El descubrimiento ha generado un gran interés en la comunidad de escalada y ha reavivado las esperanzas de descubrir más sobre el destino de Irvine y Mallory. Aunque aún no se ha confirmado que la cámara sea de Irvine, el hallazgo es un importante paso adelante en la búsqueda de respuestas sobre uno de los misterios más perdurables en la historia del alpinismo.
Es importante destacar que el descubrimiento de la cámara no significa que se haya encontrado el cuerpo de Irvine. La cámara, que podría contener valiosas imágenes del ascenso y la posible cima del Everest, podría proporcionar pruebas cruciales sobre la historia de la escalada y la tragedia del equipo de 1924.
El hallazgo de la cámara es un recordatorio de la fascinación que sigue generando el Everest y los desafíos que presenta a los escaladores. El misterio de Andrew Irvine y George Mallory, que parecía imposible de resolver, ha dado un nuevo giro, y es probable que la búsqueda de más información continúe. El Everest, como siempre, sigue guardando secretos y ofreciendo nuevas oportunidades para comprender su historia.
