"No quiero hablar de fútbol": El dolor de la pérdida
¡Ay, el fútbol! Ese deporte que puede unir a familias enteras, amigos y desconocidos en un mismo grito de pasión. Pero para algunos, ese mismo deporte puede convertirse en un recordatorio constante de la pérdida, una herida abierta que nunca cicatriza.
La muerte de un ser querido es un dolor que nadie elige, un vacío que se instala en el corazón y nos cambia para siempre. Y si ese ser querido era un apasionado del fútbol, esa pasión, ese ritual compartido, se convierte en un fantasma que nos persigue.
Cada partido, cada gol, cada celebración nos recuerda a quien ya no está. Es como si la alegría del juego se volviera un eco vacío, un eco de un amor que se fue.
No es fácil lidiar con ese dolor. No queremos hablar de fútbol, no queremos escuchar las conversaciones sobre el último partido, no queremos sentir el pinchazo en el pecho que nos recuerda que esa pasión, ese momento de conexión, se ha ido.
No hay un manual para lidiar con la pérdida, especialmente cuando se entrelaza con el deporte que tanto amábamos compartir. Pero hablar de ello, compartir nuestro dolor, puede ser el primer paso para sanar. Encuentra un grupo de apoyo, busca a alguien que te escuche y te comprenda, y permítete sentir la tristeza, la nostalgia, el vacío.
Con el tiempo, el dolor se transforma. Aprender a vivir con la pérdida, a encontrar nuevos caminos para conectar con la pasión por el fútbol, es posible. Tal vez, un día, volveremos a disfrutar de un partido, a celebrar un gol, a sentir esa emoción sin que la tristeza nos ahogue. Pero hasta entonces, es válido decir "No quiero hablar de fútbol" y permitirnos sentir el dolor que nos embarga.
Recuerda que el fútbol, como la vida, es un juego de emociones. No tengas miedo de sentir, de llorar, de recordar. Permitirnos sentir el dolor es el primer paso para sanar. Y tal vez, un día, el fútbol vuelva a ser un espacio de alegría y unión, una forma de mantener la memoria de quien se fue viva en nuestro corazón.
